Lady fue (y sigue siendo) una mujer valiente y de fe, con una vocación incansable hacia su familia y seres queridos. Una persona maravillosa dispuesta a ayudar y cuidar de los detalles mas mínimos pero esenciales de la vida. Su luz y fortaleza deja un legado de grandeza que seguirá hasta la perpetuidad. Su ética y su valor en los momentos más difíciles, es un regalo que tendremos para honrar su vida y recordarla con alegría. Dios, a través de ella, obró para que su vida pueda dar un propósito mayor a las personas que tuvimos el honor de conocerle. Su fe inquebrantable, la llevó a estar más cerca del cielo, a lado de nuestro Padre Celestial.